miércoles, 21 de octubre de 2009

Animales en movimiento

Tengo que escribir algo sobre el tiempo, tiempo de espera, y ahora mismo suena una canción que no para de repetir “tiempo y espacio”, no sé si quizás quiera decirme algo. Hacía mucho que no escuchaba esta canción, meses, y no me había dado cuenta: no la había echado de menos. Por un momento aplastante, tengo que hacer un esfuerzo por mantenerme en mi posición actual y no donde había estado hace tiempo, cuando escuchaba esa canción. Tengo que respirar hondo con los ojos cerrados y después mirarme el cuerpo: ahora estoy aquí en la cola del paro, con mi jersey de rayas, sin aquellas camisetas de manga corta. Si me sobrara el tiempo no estaría aquí, si tuviera un sitio mejor donde estar no estaría aquí, si pudiera elegir, no estaría aquí. Pero aquí estoy, así es la vida. Así es como nos lo hemos montado: yo, los que vinieron antes que yo, los que están esperando detrás de mí. Así está la cosa. Me quedo aquí, inmóvil, mirando el cogote de este hombre que no recuerdo haber visto nunca, y noto como la mirada del de atrás se clava en el movimiento de mi pelo: hace calor, pero la ventana deja pasar la brisa. Esto es en lo que me he convertido: en un ser de dos horas de vida que se agota y que tiene la mirada limitada a unos pocos centímetros. No me gusta hablar con quien no conozco. Me quedo parada, sin hacer nada, sin ver, y decido dejar que la canción vuelva a entrar en mí, limpia y pura, como si no la hubiera escuchado nunca antes. Tengo que recomponerlo todo, paso a paso, y no dejarme llevar por esos segundos de ahogo. Si miro a mi alrededor, nadie parece haberse dado cuenta, si no lo pienso mucho, todavía estoy a tiempo, todavía tengo la opción de que no me importe demasiado. Al contrario de cuando esa canción entró en mi vida, ahora puedo disimular: ya no tengo los ojos tristes. Tengo que asumir estas cosas que me abordan, tengo que entender que vivo entre más gente, y que cada uno vive sus historias. Tengo que asumir mis propios cambios de humor, y comprenderlos, y llevarlos lo mejor posible: como son, en definitiva, algo simple y sencillo. Tengo que verme como si no fuera yo, alejada de mis propios ojos, y entender desde fuera cómo se vería todo. Así es más fácil. Si dejamos a un lado nuestro propio cansancio y resentimiento, nuestro aburrimiento personal, está todo mucho más claro: simples personas moviéndose de un lado a otro, sin más. Así somos nosotros, eso es en lo que se ha acabado convirtiendo nuestra propia existencia, la vida humana no es más que pequeños animales en movimiento. The Charito´s Game

No hay comentarios: